miércoles, 23 de noviembre de 2011

Salir de paseo y encontrarse con el Dalai Lama

El primer día que llegué a McLeod Ganj, me ocurrió algo maravilloso: me acerqué a ver el templo de Kalachakra y vi como la gente se colocaba a los lados de una calle, pregunté a un monje y me dijo que esperaban que por allí y en unos quince minutos pasase el Dalai Lama. No podía creer lo que estaba oyendo. No soy budista, se poco de la figura del Dalai Lama, no me ha impresionado nunca ver a personas famosas o importantes… aun con todo esto, sentí, sin saber porqué una enorme emoción esperando que pasase el coche, y el segundo que pude verle fue muy intenso. Varias personas que habían tenido la ocasión de verle, ya me habían comentado que percibieron una enorme energía a su alrededor. Supongo que esto pueda sonar un poco raro para algunos, pero cuento ese momento tal y como lo sentí. Afortunada de nuevo.
Entre al templo con esa preciosa sensación, me senté a escuchar los cantos de los monjes, que en ese momento estaban celebrando alguna ceremonia, medité un rato y al salir… tiré el paquete de cigarrillos que llevaba.
El complejo de Tsuglagkhang donde está el templo es de lo más sencillo, todo es pequeño y comparado con otros lugares de Asia … pero me sentí muy bien paseando por allí.
Una tarde estuve visitando el Museo del Tibet y me quedé a ver un documental sobre la invasión de China y la terrible represión a la que somete al pueblo tibetano. Torturas, esterilizaciones, discriminación, son prácticas comunes que aun hoy está sufriendo este pueblo. Lloré escuchando los testimonios de tibetanos que habían arriesgado sus vidas cruzando el Himalaya para escapar hacia la india, como llegaban a Dharamsala psicológicamente destrozados, algunos con miembros cangrenados que había que amputar y con el recuerdo de los que habían muerto en el camino o lo que es peor, habían sido capturados. Al salir a la calle vi a cada tibetano que me encontraba con otros ojos, preguntándome cual sería su historia. Me gusta esta gente, mucho, es curioso que pese al dolor que muchos cargan sobre sus espaldas, trasmiten una enorme simpatía y… sonríen. Pensando esto, se me vino a la cabeza el rostro del Dalai Lama y me di cuenta que siempre que le había visto, en tele o prensa, en las postales y libros que había por la ciudad… siempre aparecía con una luminosa sonrisa. En McLeod Ganj hay muchos monjes y monjas (me da en la nariz, que es algo menos machista que otros grupos religiosos de por aquí y de por allí), es curioso como aquí se mezclan con el resto de la población, en las calles, en las tiendas, los restaurantes… los sientes mas cercanos que otros monjes budistas, pero por otro lado un poco mas apegados a lo material. Venir a este sitio, me ha despertado una enorme curiosidad por conocer algo mas sobre el Tibet, su gente, su cultura, su religión y sobre la figura que mundialmente les representa: el Dalai Lama http://www.tibetnetwork.org/

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