lunes, 28 de noviembre de 2011

Taj Mahal y Fortasec…

Agra es una ciudad ruidosa y nada acogedora, los “cazaclientes”, vendedores y conductores de rickshaws son insistentes hasta la molestia. Es también una ciudad cara, te gastas unas cuatro veces mas que en otras que he estado si quieres ver sus monumentos, pero Agra, disfruta la dicha de tener el Taj Majal. Pero… ¿el Taj Majal es para tanto? Sí señores, a pesar de todo merece la pena. Es el concepto de belleza plasmado en un edificio.

Rudyard Kipling escribió: El Taj Mahal parece la encarnación de todas las cosas puras, de todas las cosas santas y de todas las cosas infelices. Este es el misterio del edificio. Rabindranath Tagore fue más poético con su famosa frase: Una lágrima en la mejilla del tiempo.
Además del Taj Mahal, la ciudad tiene otros monumentos muy interesantes, los pobres se quedan a la sombra, pero sin duda merece la pena verlos.
Llegamos a Agra después de pasar la noche en el tren desde Amritsar. No dormimos apenas, pero nada mas llegar a la estación hicimos las gestiones para contratar un taxi que durante el día nos hiciera un tour por la ciudad. Julia se marchaba a Alemania al día siguiente desde Delhi, teníamos que aprovechar cada segundo. Visitamos Fatherpur Sikri, una ciudad abandonada construida por Akbar (un emperador mongol que era la pera limonera) y que es Patrimonio Mundial
Luego fuimos al Fuerte de Agra, uno de los mejores de la India.
La arenisca roja da color a este impresionante complejo, donde paso los últimos 8 años de su vida (prisionero al tomar su hijo el poder) Sha Yahan, el emperador mongol que mando construir el Taj Mahal. Estos sitios,además,me regalaron imágenes como estas Por el camino vimos Itimad-ud- daulah, una tumba exquisita apodada Baby Taj, y al final de la tarde, asistimos a la caída del sol en el Taj Mahal.

Las vistas que elegimos fueron las de su parte trasera (era viernes y el complejo donde está estaba cerrado). Imponente. Aquí termina el viaje de Julia, al día siguiente a las 6 se fue al aeropuerto de Delhi y yo a ver el Taj Mahal al amanecer. Un gusto compartir con ella estos días, seguro que seguiremos en contacto. Si a esas horas ya había colas importantes, no quiero pensar como sería más tarde, sin duda merece la pena madrugar para evitar las ordas de turistas y ver el espectáculo que ofrece la salida del sol. La luz de ese momento es muy bonita y parece que han puesto en marcha máquinas de humo para darle un toque todavía más cinematográfico. El Taj, es hermoso, equilibrado, simétrico, elegante… y quien lo ideó, cuido muy bien de lograr golpes de efecto visuales de los que te atan los pies al suelo y te abren la boca y los ojos.
Me acordé mucho de mi amiga Luz Gelado, sueña con conocerlo. Luz, el Taj te espera radiante para cuando puedas ir, algún día lo verás, seguro! La tarde la pasé en una terraza con vistas al Taj Mahal , viendo pasar las horas y como la luz iba cambiando el color del cielo y del mármol. Aquí un fotomontaje que me he hecho con el power point
También pase la tarde visitando el baño cada 20 minutos, venga de contraste, sí señor: bonitas vistas y retortijones.
Bien me lo tengo merecido, he comido de los puestos de la calle… un día a base de ginger lemon tea y Fortasec, otro arroz blanco, chapati y yoghourt y como nueva, preparada para seguir viendo cosas bonitas y para comer de los puestos... que me llaman a gritos.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Comiendo y durmiendo en el Templo Dorado

La primera noche que llegamos a Amritsar, era muy tarde y elegimos un hotel rápidamente para descansar de la paliza del viaje. Al día siguiente, no lo dudamos, cogimos nuestras mochilas y fuimos a los alojamientos en dormitorios colectivos para peregrinos, dentro del Golden Temple. Queríamos estar el mayor tiempo posible dentro de este lugar. Dentro del recinto del templo puedes dormir y comer gratis, hay urnas donde puedes depositar el donativo que consideres oportuno, nadie te va a pedir nada a cambio de la hospitalidad que regalan. Los cuartos eran sencillos, los extranjeros nos alojamos en el bloque Sri Guru Ram Das Niwas y los locales en distintos sitios, muchos con mantas al raso. Los indios son capaces de dormir en cualquier sitio… Compartimos dormitorio con gente de distintos países y chinches que no hacían distinción entre nacionalidades a la hora de darse un banquete. A la pobre Julia la acribillaron los pies. A mi no picó ni una, gracias a Dios, antes de dormir me di bien de spray antibichos. Parece duro, pero de verdad, es todo lo contrario. Dormir allí, levantarse y en dos minutos estar junto al estanque para ver amanecer, fue maravilloso. El Guru-ka-Langar, es el comedor comunitario gratuito, elemento inherente a todos los templos sijs como símbolo de la unidad entre todas las religiones, creencias y nacionalidades. Las enormes cocinas, preparan comida para unos 60.000 ó 80.000 peregrinos al día. Cualquiera puede entrar y unirse al gentío que come en el suelo. Una experiencia realmente recomendable. Todo está perfectamente sincronizado. n la entrada una persona te da una bandeja, otra un cubierto, te sientas y varias personas van pasando sirviendo comida. Terminas y a la salida, depositas el cubierto en un lugar y la bandeja en otro. Todo va como un reloj y a una velocidad sorprendente. Los voluntarios colaboran en todas estas tareas con una alegría increíble. La comida está muy buena y la compañía fue todavía mejor. En India, viajar no es fácil, pero si tienes un sij cerca, puedes estar tranquila. Habrá de todo, como en botica, pero todos los viajeros con los que he hablado del tema, coinciden en lo mismo: la corrección, rectitud, amabilidad y nobleza de esta gente. Sus rostros morenos se enmarcan con turbantes de colores alegres, a esto se suma la profundidad de su mirada india y amable. La comunidad sij de Amritsar es muy grande,. Por todas estas cosas, este sitio me ha llegado al fondo del corazón. En Amritsar hay muchos templos que no tienen la intensidad del Golden Temple. Además de allí también estuve en un lugar interesante, el parque Jalliwala Bagh. Aquí se recuerda a los indios muertos o heridos por el ejercito británico en 1919, en la magnífica película Ghandi se reconstruye la masacre y las investigaciones posteriores. Se puede ver todavía, las marcas de balas que mataron a centenares de indios.
Fuimos también a ver un espectáculo curioso. En la frontera con Pakistan, a unos 30km de Amritsar, se celebra cada día una ceremonia de cierre de la frontera entre ambos países. A ambos lados hay gradas donde se sientan indios y pakistaníes y montan la marimorena, venga de gritar y de gritar. Militares ataviados con uniformes de gala, deleitan al personal con pasos dignos de una peli de Bollywood. Curioso de ver. Lo mejor, el momento en el que soldados de ambos países coinciden en el borde y se dan la mano. En la foto:en el fondo Pakistan y en el frente la India.

Como todas las ciudades de India que he visto, esta es caótica y esta llena de seres humanos dignos de fotografiarse. He hecho muchas fotos, aquí cuelgo algunos pedacitos de vida de la ciudad. Mañana intento colgar mas, Internet está fallando ahora.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Golden Temple


No se cómo voy a escribir este post. El Golden Temple en Amritsar es hermoso, pero lo que sentí en ese espacio, no me veo capaz de contarlo con palabras.

Otras veces he escrito sobre mi tendencia natural a ser racional y creerme las cosas que experimento. No soporto a los charlatanes que inventan cuentos con palabras bonitas para sacar los cuartos a gente que busca llenar vacíos. No quiere decir esto, que no tenga un sentido de lo espiritual, sí, lo tengo, pero es el resultado de una búsqueda personal y no de una asimilación sin cuestionamientos de una religión o ideas.

Este rollo que acabo de soltar, creo que es necesario antes de escribir sobre el Templo Dorado.
Desde un punto de vista formal es majestuoso. Es el templo más sagrado del sijismo y atrae a millones de peregrinos de todo el mundo. Cubierto de placas doradas, refulge en medio de un estanque sagrado Amrit Sarovar (el templo del néctar). Alrededor del estanque, los edificios blancos hacen de marco para el templo. Cuando entras y lo ves, su belleza te paraliza.
Lo potente de este sitio, no es lo que ves, si no lo que sientes. Esto me cuesta escribirlo, pero es tal cual lo sentí; la carga de energía de este lugar la noté en cada una de mis células. Hemos pasado dos días y medio en Amritsar y la mayor parte del tiempo he estado en este sitio, paseando alrededor del estanque, meditando sentada en sus orillas de mármol o dentro del templo. He pasado muchas horas alli y ha sido intenso. Los sacerdotes entonan sin interrupción un cántico en gurmukhi del libro sagrado sij, el Guru Granth Sahib, desde el interior del templo. Unos altavoces lo difunden por todo el recinto. El rezo continuo te va meciendo mientras paseas o meditas. Dentro he vivido muchos momentos para recordar, algunos de ellos: • El libro sagrado sij, está dentro del templo bajo múltiples lienzos, cada día hay una ceremonia al amanecer y por la noche en la que el libro, con gran boato, se traslada desde el Templo Dorado en el estanque, a través de la pasarela hasta el Akal Takkat, edificio frente al templo que alberga el Parlamento sij. Fui a ver la ceremonia y logré sentarme en una esquina del suelo junto a unas mujeres en la sala central donde está el libro, el edificio es pequeño y la gente va pasando en procesión, así que tuve suerte. Presencie todo el boato de la ceremonia y pude meditar durante algunos intensos momentos. Junto a mi, había una viejecita, muy viejecita, que me agarró la mano y no me soltó. Nos levantamos y acompañamos el traslado del libro (lo llevan en un palio, como un pequeño paso de Semana Santa), ella seguía agarrando fuertemente mi mano, hasta que no termino la ceremonia no nos soltamos. Nos dimos venga de besos y nos hicimos esta foto. Cuanta ternura en tan poco tiempo con alguien que no conoces.
• El templo tiene dos plantas y una azotea, desde la segunda planta, se abren ventanas al estanque, varias veces subí y me senté junto a esas ventanas durante largos ratos, sintiendo intensamente la magia del templo. En ese contexto yo era un elemento realmente extraño, en un país tan distinto, con gente alrededor tan distinta, en una ceremonia religiosa de una religión que no proceso… Pues bien, me sentí parte del lugar, nadie me miró extrañada de mi presencia, yo allí tenía para ellos el mismo derecho a participar en todo y a vivirlo igual. El sijismo, tiene un carácter integrador y su lugar mas sagrado abre las puertas a todo el mundo, sin diferencia de clases, religiones ni sexo. • Todo en el recinto funciona como un reloj y casi siempre en cadena, cada persona es una pieza que encaja con la siguiente. Montones de voluntarios limpian cada rincón y organizan cada actividad, ya sea ofrecer agua, lavar cuencos, colocar alfombras… Una noche saliendo del templo, un grupo de gente doblaba paños naranjas, un hombre me miró y me invitó a sentarme con ellos y participar. Paciente me mostró como se hacía y me dio una pila de telas. Cuanto disfruté sintiéndome una pieza mas de todo aquello. Bañarse es una ceremonia de purificación que algunos sijs hacen en el estanque. Las mujeres pueden hacerlo en un recinto en el mismo estanque pero dentro de una estancia. Estar allí estaba siendo especial para mi y participar también en ese ritual, me parecía algo bonito. Así que entré, me quité la ropa y me sumergí con gran respeto en el estanque sagrado. Meditar es rezar, conectar contigo y sentir que eres parte de todo y que todo es parte de ti, sentir tu Ser. Difícil también de explicar. En el Golden Temple he tenido presente a toda la gente que quiero, he proyectado mi energía y mi amor a todos ellos: mi familia, mi compañero y mi amor, mis amigos que son mi tesoro, mis excompañeros de trabajo que son mis amigos, mis compañeros kundalini, mis amigos de viaje y aventuras… he repasado mentalmente uno por uno y me ha dado vértigo pensar la cantidad de gente maravillosa que tengo en mi vida.
He tenido especialmente en mi corazón a Ana y Jose Miguel y el recuerdo de Marcos, y a Eva y Jose y la lucha triunfante de SuperGuzmán. En la India, en Madrid o en Kyoto, cada día me recordáis que la vida es maravillosa.

Viendo una peli de Bollywood en el salón de una casa india.


Viajé a Amritsar desde Dharamsala con Julia. Tres autobuses locales hasta llegar. Detrás de estas inofensivas palabras “autobús local en India” se esconde un significado oculto: baches, mas baches, botes, señora que se te sienta al lado y te clava el codo, señora que se te sienta al lado con dos niños y te coloca a uno encima, gente que sube y sube, haciéndote recordar El camarote de los hermanos Marx, vendedores de comidas picantes y chuches locales que consiguen pasar por huecos imposibles y bajarse del bus en marcha, adolescentes que te miran como si fueras el último pastel del mundo en un escaparte…




Esto que puede parecer una tortura (un poco, lo es) no se hace difícil. Pasas el tiempo alucinando con el sentido del espacio y la proximidad india, teniendo conversaciones en la que tú hablas en tu idioma y el otro en indi y medio te entiendes, observando las caras, los gestos, los colores de los saris y los turbantes, mirando por la ventanilla y dudando de si lo que ves está a medio hacer o medio derruido

La suerte fue que Julia, lo estaba viviendo exactamente igual que yo. Las últimas dos horas del viaje, Julia cogió en su regazo a un niño de unos tres años, la madre entró con él en brazos y no tenían asiento. Lo tenía abrazado con tanto amor, que cualquiera hubiera pensado que era suyo.
Al llegar a Amritsar, la madre agradecida, nos indicó el camino a seguir y compartimos un rickshaw, creímos entender que vivía cerca de la zona de El Golden Temple, que es a donde nos dirigíamos. Cuando paró el rickshaw, intuimos que lo que quería es invitarnos a tomar algo en su casa.

Cuando nos dimos cuenta, estábamos sentadas en una habitación, con toda la familia alrededor (unas diez personas) viendo una peli de Bollywood y con un chai tea en la mano.

El pequeño que Julia tuvo en sus brazos, era el absoluto protagonista de la casa y nos estuvo deleitando con unos bailes y unos gestos peliculeros. La casa era minúscula, dos habitaciones y un pasillo. Donde nosotros estábamos sentados tenían la cama, el frigo, la tele y unas sillas de plástico. En la habitación contigua parecía haber otra cama y un armario.
La intimidad y el sentido del espacio en este país, quizás sean de las cosas más diferentes a nosotros.
El derroche de generosidad y atenciones no tenía límites. Después del segundo té y agradeciéndoles con todos los gestos que se nos ocurrían, salimos en busca de guest house. En la puerta insistían en que nos quedáramos a dormir allí. Increíble.
Dos chavalillos de la familia, nos acompañaron hasta la zona de los hoteles cercana al Golden Temple, hubiera sido complicadísimo encontrar el camino a esas horas, serían como las 21h, ya de noche y tarde para moverse por callejones.
Llevábamos desde las 11h de la mañana danzando, entrar a la habitación fue una bendición. Julia se quedó en la cama y yo salí a picar algo y situarme un poco en nuestro nuevo destino. El caos diario de las ciudades indias, hace que por la noche el paisaje sea bastante inquietante y desolador. Amritsar, no era diferente en esto. C
aminar en ese momento en una ciudad te hace pensar “pero que leches hago yo aquí, con lo a gustito que estaría en…” Cuando amanece, pasan los días y este sitio te ofrece tantas, tantas cosas, que entiendes perfectamente porque has venido.