jueves, 26 de julio de 2012

Good bye Delhi, see you soon!



He pasado una semana y un día en Delhi, demasiado tiempo para una ciudad a más de cuarenta grados, con ruido día y noche, aire contaminado y actividad por todas partes.


 Es tiempo de monzón, pero como en el resto del planeta el calentamiento global hace que todo se desajuste, no ha caído ni una gota y por aquí me cuentan que no recuerdan un verano tan caluroso.  Los primeros días fueron duros, al cuerpo le cuesta aclimatarse a este exceso de todo.





No me quedaba otra, como todas las grandes ciudades, en Delhi hay más mercados y oportunidades de encontrar proveedores y productos de cualquier sitio de India y he tenido que quedarme aquí un poco más tiempo del que hubiera querido.





A pesar de que no ha sido el lugar soñado, no me quejo, he encontrado cosas que me gustan y estoy en un país que adoro.

Lo mejor de estos días aquí, han sido los momentos que he pasado con Swati y Deepesh. En mi anterior viaje, mi amigo Jeff, un canadiense encantador que conocí en Udaipur y con quien viaje unos días, me invitó a cenar un día con esta pareja india.
Después de esa noche, he mantenido contacto con Swati por facebook, entre nosotras hubo conexión especial y a través de mensajes y fotos hemos ido conociendo mas de nuestras vidas.
Quedé con ellos a cenar, me invitaron a un fantástico restaurante indio en Connaught place en el Embassy hotel, por unas horas dejé de hacer el perroflauta y disfruté de los lujos culinarios indios y de una compañía inmejorable. Deepesh trabaja para el banco Sabadell aquí en India y es curioso mantener una conversación sobre la crisis de Bankia y los recortes sociales en España a miles de kilómetros de mi país y con alguien de esta tierra.


Si la hospitalidad se inventó en algún sitio, estoy segura que fue en India, no sólo no me dejaron pagar, además todo este tiempo Swati ha estado pendiente de que estuviese bien en contacto conmigo por móvil y facebook.
Una tarde quedé con ella para visitar otro mercado, Karol Bagh. Lo cierto es que pasamos unas horas sin parar de hablar y contarnos miles de cosas, no vi ni una tienda, la oportunidad de poder conocer más a mi amiga y los detalles de su vida fueron mucho mas interesantes. Nuestras charlas van salpicándose de comentarios de ambas sobre la enorme suerte que tenemos de conocernos.

Cuando Swati tuvo a su primera niña, actualmente tiene dos preciosas crías de 10 y 7 años, dejó su trabajo y se dedicó a su familia. Desde las 5.30 que se pone en pie, su vida gira en torno a ellas y a su casa, que comparte como la mayoría de los matrimonios indios con sus suegros. Es una mujer con inquietudes y creativa, así que dedicó parte de su tiempo a diseñar y crear collares con piedras semipreciosas. Acordé con ella que me llevaría parte de sus creaciones a España y haría una colección en mi web que llevaría su nombre. Esta idea no me puede hacer mas ilusión y creo que a Swati también.

Cuando vuelva a Delhi, me han invitado a cenar a su casa, poder conocer a las niñas y su hogar es un regalo que me llena de emoción.

Una vez vistos los mercados que planee ver, tener una reunión con el agente de la empresa con quien haré los envíos y aclimatarme al país, decidí que era hora de moverse. Me fui a la estación de trenes con idea de comprar un billete a Amritsar y empezar a subir hacia el norte. 

En la cola y charlando con un simpático sudafricano, cambié de opinión y acabé comprando un billete a Jammu para ir acercando mis pasos a Srinagar una bellísima ciudad en Cachemira.

Con el billete en la mano, empecé a sentir la emoción del viaje, el movimiento que te lleva a sitios nuevos donde sabes te esperan nuevas emociones y sorpresas de este apasionante lugar del planeta. Incredible India.

La armonía del caos. Chandni Chowk y Fuerte Rojo

Chandni Chowk es uno de los muchos mercados de Delhi, un lugar enorme, ruidoso y abarrotado de gente y artículos de todo tipo. La Puerta del Sol en Navidad es un lugar tranquilo comparado con este sitio.

Pasear por allí es una experiencia chocante donde la mezcla de hindúes, musulmanes, shiks, sarees, turbantes, pieles morenas y ojos profundos te da una idea de lo variado de este país. No pude  centrarme en buscar nada, no hay pashmina ni collar en este mundo que iguale a la experiencia de ver lo que allí se cuece, así que tendré que volver…






El mercado está organizado en áreas temáticas donde encontrar joyas, libros, aparatos eléctricos, puestos de comida, telas...



Cuando te adentras por las callejuelas de la avenida principal aquello se convierte en un laberinto, sabes el lugar por el que entras, pero no tienes idea cómo ni dónde vas a a salir. 

A más de cuarenta grados, después de un paseo por aquí, necesitas un descanso, así que me fui a ver el Fuerte Rojo que está cerca  del mercado. No me apetece hacer turismo en Delhi, pero la visita al Fuerte fue una terapia para que mis sentidos  se relajaran un poco.



El el año 2007 fue declarado Patrimonio de la Humanidad y lo mandó construir el mismo emperador mongol que ordeno edificar el Taj Majal, Shah Jahan.






Rodeado por murallas de granito rojo, en su interior alberga bellos edificios que son joyas de la arquitectura hindú-mongol. Sus grandes jardines lo convierten en un lugar ideal para descansar del bullicio que lo rodea.




Un sitio hermoso que me gustó, pero para ser sincera lo que realmente disfrute fue la vida del mercado, su actividad y la gente que lo ocupa. Agotadora actividad pasear por el incesante fluir de sus calles, de su vida, donde la armonía del caos que empapa este país se respira a cada paso.
























domingo, 22 de julio de 2012

Lo mejor será aprender a hacer el indio...



 Cada país y cada ciudad tiene su ritmo, a mi me toca ahora adaptar el mío personal al de Delhi.
Me he pasado muchos años con una agenda diaria de trabajo digamos que intensa, para no aburrir con detalles. En India las cosas no funcionan así.
Este es un rickshaw para transporte escolar, no conseguí tirarle una foto lleno de críos, cachis!

En mi primer día de actividad, con las pilas cargadas y ganas de comerme el mundo, estuve mas de ocho horas pateando mercados, tiendas, regateando y guardando información en mi cabeza y en mi cuaderno. A 40 grados, en una ciudad llena de gente, ruidos y contaminación parece que no es muy buena idea.  Tras esta jornada, me fui al café donde me conecto a Internet y allí estuve otras cuatro horas liada con tablas excell,  emails,precios, info de posibles proveedores.... me dieron las tres de la mañana sin apenas darme cuenta. No ayudó nada, que mi habitación está justo encima de un local que hace las veces de basurero del barrio y del que cada madrugada desalojan con bombo y platillo la porquería que se va almacenando durante el día. Un ároma de lo menos recomendable con insomnio.
Puedo oler hasta en la foto, no queda otra que dormir con la ventana cerrada

Ocurrió lo que tenía que pasar, al día siguiente me levanté hecha un trapo y lo que es peor, bastante “torcida” Esto no me suele pasar, así que decidí pisar un poco el freno,  fluir con el ritmo de la ciudad y hacer el indio.
 La habitación es un lujo, limpia, nueva y muy barata. La tele adorna, pero no funciona, algo que me da igual.

Me senté a comer conectada a Internet, pero sin una de esas enormes listas de “to do´s” que coloco delante y con un límite de un par de horas que fueron de lo más productivas.

Me fui a dar un paseo por la zona sin pretensión de ganar el premio al ser humano con mayor número de tiendas vistas por hora y este cambio de actitud, me sirvió para descubrir artículos interesantes y tener dos sorprendentes encuentros.
Un mercado de verduras cerca de la guest house

Entre en una tienda de artículos de piel (por cierto, con unos bolsos ideales que me vais a quitar de las manos), como siempre ocurre, acabas hablando con el vendedor de cosas que no tienen nada que ver con la venta. Esto me encanta, preguntarle por su ciudad de origen, su familia y acabar sentados con un chai tea  hablando de yoga, comida o cualquier cosa. 
No se por que, el joven comenzó a contarme que sabía hacer un tipo de masaje y me preguntó si no me importaba que presionara ciertos puntos en mis manos. Pues allí estaba yo, sentada en una tienda llena de cosas monísimas frente a un mozo que presionaba muy concentrado puntos en las palmas de mis manos
Sonreí pensando lo poco que tardarían en despedir a un dependiente de la calle Fuencarral al que se le ocurriese hacer lo mismo.

Seguí paseando y paré frente a una pequeña tienda con unos curiosos collares de colores con un aire muy tribal. Entré, recorrí el espacio de dentro y acabé sentada en unos cojines ojeando unos libros del lugar de donde procedían las piezas de la tienda, Nagaland, una interesante parte de India de la que nunca había oído hablar.

No me va a ser fácil desaprender, pero lo haré. Supongo que sólo se trata de salir a la calle, empaparse  por el ritmo y la vida de la India. Podríamos decir que estaría bien dejar atrás costumbres y aprender a hacer el indio, si señor, una india como dios manda. ¡Será por dioses en este sitio!

jueves, 19 de julio de 2012

Nadie dijo que fuera fácil


Vuelo de Madrid a Bruselas en unas tres horas.
Búsqueda de la zona donde sale mi avión a Delhi e inspección de un lugar cómodo donde pasar las próximas 14 horas en el aeropuerto. 

Viajar en low cost y eligiendo la tarifa más barata tiene estas condiciones, sinceramente muy llevaderas. Mientras leía tumbada en un sillón un poco duro pero cómodo, pensaba en los trenes de India donde he pasado noches sobre una litera infernal, y me sentía como en un hotel de cinco estrellas. Trayecto a Delhi de 10 horas, viendo una peli, durmiendo, leyendo… realmente se me pasaron rápido.


A la hora que llegué no había metro, una faena, es moderno y me deja justo en la zona donde busco guess house. Probé con un autobús local y de nuevo viví la experiencia de ser la única occidental en medio de un montón de indios. Mi compañero de asiento tenía ganas de charla y en un inglés penoso me preguntó si estaba casada (a esto siempre contesto un sí rotundo para evitar cualquier intento de conquista a la occidental), si tenía padres, hermanos, hijos  y cuantos años tenía. Tuve que repetirle varias veces mi edad y marcarla con los dedos, se negaba a creerme (esto me pasa mucho en Asia y me encanta). Tras contestarle que no a la pregunta de si tenía hijos, se paso el resto del viaje insistiendo en que tuviera uno, me explicaba que si empezaba esa noche (le dije que mi marido me esperaba en la ciudad) en un año llegaría uno. Me lo explicó como cuatro o cinco veces, por si tenía alguna duda de lo que dura un proceso de gestación.
El bus paró cerca de New Delhi station, pero para llegar a Main Bazar (calle donde están los guess houses de mochileros) tenía que caminar un rato, dadas las horas (serían cerca de las once de la noche) decidí tomar un rickshaw.

 Error, craso error, la zona de Paharganj es el paraíso de los timadores y sus métodos son muy sofisticados. Cuando estábamos llegando, un paisano con uniforme de vigilante nos paró en un callejón para decirme que era el festival de verano y no se podía acceder a Main Bazar, me indicó que el conductor me llevara a la oficina de turismo  para que me buscaran un alojamiento.(Hay varios locales con aspecto de oficina de turismo oficial, pero que en realidad son pequeños negocios donde te venden billetes y habitaciones de hotel, llevándose una comisión)
De noche, en un lugar sin mucha gente no me quedó otra opción, no tenía posibilidad de bajar del rickshaw y buscarme las castañas.
En la "oficina de turismo" la misma milonga, incluso llamaron a una guess house de un teléfono que les di y me pasaron con el supuesto recepcionista que me contó la misma historia.
Mi intuición y lo que ya conozco de este lugar me hicieron ver que todo eso olía a chamusquina, más cuando las habitaciones que decían estarían disponibles andaban por los 100 dolares. No tenía ni idea como iba a terminar todo eso, pero una cosa sabía, no iba a caer en la trampa. La única opción era volver a subir al rickshaw e insistirle que me volviera a llevar a la estación.
Por el camino, me volvió a parar en otro hotel, que me ofrecía habitación por 85 dolares, tras negarme en rotundo varias veces, el conductor que veía que perdía su suculenta comisión, llegó a rebajar el precio hasta 60 y por último ofrecerme pagar la mitad, me decía que yo era su sister y no podía consentir que me quedara durmiendo en la estación.
Le dije muy seria que imposible, que me llevase a la estación y que allí me apañaría. 

El tipo en cuestión estaba más cabreado que una mona y yo no tenía más opción que jugar bien mis cartas y conseguir que me llevase hasta allí, era ya muy tarde y no tenía otra forma de  moverme por la ciudad. Finalmente accedió y después de hora y media dándome vueltas y contándome mil historias para no dormir, me dejó en New Delhi Station, en la parte de la estación opuesta a Main Bazar. 

Pretendía cobrarme 500 rupias (unos 8 euros) por el paseo, ahí me salió la vena flamenca y le dije que ni lo soñase, le di 150 y sin volverme a escuchar los improperios que me soltó crucé la estación dirección a mi destino.

Main Bazar es una calle bastante cochambrosa, que además de noche con los locales cerrados todavía tiene peor aspecto. A mi esa noche los neones de los locales me parecieron los de Broadway. 
Llegué a Vivek, una guess house donde ya había estado y que tiene unas habitaciones sencillas pero limpias.
No se de dónde saqué fuerzas para hablar con el recepcionista, contarle lo que me gustaba su hotel, a la cantidad de gente que se lo había recomendado y regatear el precio de la habitación de 800 a 500 rupias.
Entrar en mi cuarto, dejar la mochila y darme una ducha fue una bendición. El calor incluso a esas horas se hacía difícil. Un ventilador de techo removía con alegría el aire caliente, pero era mejor que nada.
Estaba taaaaaaaaaan cansada que no podía dormir, leí un rato, di vueltas y finalmente tuve que tomarme un orfidal, no había opción si quería descansar unas horas. Odio tomar pastillas, pero reconozco las emergencias y esta era una.
Vaya periplo, los dioses indios se lo han pasado pipa con esta broma de bienvenida, lo importante es que superé los obstáculos que me fueron poniendo y gané la batalla.

Después de ese  infierno sabía  que el día siguiente iba a ser un gran día.

Salir, vivir y viajar de esta manera es emocionante… pero nadie dijo que fuera a ser fácil.

miércoles, 18 de julio de 2012

El avión despega... camino a Delhi


El avión despega, abajo va quedando Madrid, cada vez más pequeño  y subo de nuevo empezando otra aventura.
Han pasado muchas cosas desde que en abril de 2011 mi vida dio un giro, un salto con doble pirueta y se abrieron nuevos mundos, posibilidades e ilusiones. Atrás quedaron las reuniones de trabajo, las jornadas interminables con taxistas sorprendidos por las horas a las que vuelves a casa, el stress que me acompañaba desde la ducha y se colaba en los sueños…
Mientras subo y subo voy haciendo inventario de lo que ha ocurrido todos estos meses
… viajar mochila al hombro por cinco países de Asia
…  dos cursos de postgrado en marketing digital (otro lo haré a la vuelta y voilá! ya tendré el master)
…  hospitales con mi madre de los que como todo lo que hace salió superándolo
…  por fin quitar la L del coche y conducir por la M30 cada vez mas suelta
… clases de inglés, mi kundalini yoga
… un curso de fotografía, otro de cocina
… un gran amor que pasa pero que siempre seguirá en mi corazón
… mas tiempo con mi hermana y mis padres, que son lo mejor de mi vida
…  cenas de chicas que cada vez son más frecuentes y mejores, con amigas que son más que amigas (os quiero)
… reuniones, fiestas, conversaciones, comidas y cenas con amigos, los mejores que se pueda soñar
… escaladas por Marcos subiendo cada vez mas alto para no olvidarle nunca
… visitas al Mediterráneo que me han regalado momentos intensos y tremendamente felices, gracias mil marinero.





He aprendido mucho y he desaprendido más, las pilas están cargadas para seguir el paseo y recordar que cada día es un regalo.
Satisfecha de haber aprovechado cada segundo,  ahora me lanzo a una nueva aventura: emprender un pequeño negocio.  Metiendo en la coctelera unos cuantos de mis ingredientes favoritos (viajar, comunicación, e-commerce ,detalles y cosas bonitas, solidaridad…) surgió la idea de crear una tienda online de complementos de moda, comprados en los lugares y países por los que paseo. Elegir uno a uno y traerlos acompañados de una historia. Por supuesto, seguiré en colaboración con la Fundación Vicente Ferrer y allí irán parte de los ingresos. Espero tener beneficios en unos meses y que esto siga creciendo.

 Así surgió Dando un Paseo, complementos que te regalan historias

Un proyecto, mi proyecto, cargado de ilusión, horas de trabajo, dudas, miedos, ideas y que si sale bien, será un éxito y si sale mal también será un éxito.
Y ahora, aquí estoy volando a India,  país que se coló en mi corazón, donde las sonrisas y las profundas miradas iluminan cada día, el lugar donde nunca sabes lo que va a pasar y siempre pasan cosas que no te esperas. Un país difícil y cautivador, lleno de contradicciones y valores humanos, de miseria y grandeza, de tradición e innovación.  El sitio donde aprendí que estar vivo no es un derecho, es un privilegio.

Qué mejor destino para empezar el capítulo que el lugar donde Everything is possible y la fuerza de la vida se respira a cada paso (eso sí, con el constante olor a curry, especias y otros aromas de los que mejor no dar muchos detalles).  
Buscar, negociar, generar contenidos para la web, hacer presupuestos, diseñar un plan de comunicación… trabajar aquí, para volver allí y compartir lo vivido.

Comienzo en Delhi, voy a dar una oportunidad a la ciudad de la que siempre he salido huyendo pero donde se que puedo encontrar muchas de las cosas que busco. ¿Y luego? Pues luego ya veremos donde me llevan los pasos, aprendí que aquí no tiene mucho sentido planear las cosas al estilo occidental, un plan cerrado no funciona. Quizás Rajastán, quizás Srinagar, explorar un poco más el Norte, o  por qué no mas adelante saltar a Katmandú o volar a Bangkok.

Un capítulo que no se cómo ni donde va a continuar, me encantaría que me acompañaras en el camino.

¡¡Gracias, habéis cambiado la vida de 24 niñas!!


Con las compras que habéis hecho, no sólo tenéis algunas de las cosas mas bonitas que he encontrado en India, habéis cambiado la vida de 24 niñas.
Hemos conseguido un beneficio de 1400€, con ellos se va a impulsar e derecho a la educación, mediante la distribución de 24 bicicletas a niñas estudiantes de secundaria para que puedan acudir a la escuela.
Que una niña reciba educación es garantía para que su futuro sea distinto, serán conscientes de sus derechos y evitaremos que se casen antes de su mayoría de edad. Algunas incluso podrán ir a la universidad. Es emocionante saber que entre todos hemos logrado transformar la vida de otras personas.
El por qué de este proyecto 
  • En las zonas rurales abandonan la escuela a los doce años, en ese momento son llamadas al matrimonio para dejar de ser una carga para sus familias.
  • Las escuelas de secundaria se encuentran en lugares de muy difícil acceso.
  • La falta de medios de transporte y los escasos recursos de las familias hace que muchos padres prefieran que sus hijas abandonen los estudios y se quedan en casa ayudando con las tareas domésticas. El 60% de la población femenina en zonas agrícolas es analfabeta.
  • Este problema se puede solventar facilitando a las niñas bicicletas con las que pueden ir a la escuela
  • El coste medio de una bici allí es de sólo 57,3€, con esto se consigue que puedan continuar sus estudios
En la India, la igualdad de oportunidades para ambos sexos está todavía muy lejos.He visto cosas que las mujeres viven allí que te hielan la sangre. El aborto selectivo ha provocado que haya lugares con un 20% mas de hombres, aún así pervive la idea de que "tener una hija es una desgracia, tener más es una maldición"
Solo acciones realistas como ésta pueden suponer un granito de arena para acabar con la discriminación
Por insignificante que parezca, si las chicas de doce años tienen su propia bici, tardarán menos en volver a casa y sus padres no sentirán que estudiar les está impidiendo ayudar en casa o que pueden correr peligro en el camino. Además, la bici puede convertirse en un medio de vida para toda la familia.

Serán las niñas de castas mas bajas y tribus mas desfavorecidas las que reciban esta ayuda.
Las bicicletas son importantes para las niñas pobres, porque a veces, la distancia entre la realidad y un sueño es demasiado larga para recorrerla a pie.


Espero que disfrutéis de lo que habéis comprado, no son sola pashminas, ni seda, ni collares... cuando os lo pongáis, recordad que niñas como estás podrán ir a la escuela gracias a vosotros. Sois geniales!!

He vendido casi todo, de lo que tenía pensado sacar ahora quedan poquitas cosas. El próximo mes os mostraré algunas cosas más para la primavera y seguiremos comprando bicis :-)
Os paso un pdf con lo queda.

Un abrazo gigante

(todo se gestionará a través de la FUNDACIÓN VICENTE FERRER)