miércoles, 24 de agosto de 2011

Día 9: Como en casa

Despertarse y ver desde la cama un paisaje verde y el rio, puede ser una de las mejores cosas que te pueden pasar recién levantada. Si además después, le sigue un poco de yoga y un desayuno en el Good Life, sabes que el resto del día va a ir bien. Desayuno con Pita, al rato llega Bastian y nos vamos a alquilar las motos. Al principio fui un poco asustada compartiendo moto con Bastian (yo de paquete, of course), el conduce fenomenal, pero aquí se conduce por el lado contrario. Poco a poco fui ganando confianza, a 30 por hora, que es la velocidad a la que va casi todo el mundo, poco puede pasar, así que me dediqué a disfrutar del paisaje. Vimos el puente japonés construido en la II Guerra Mundial, nos acercamos a los Hot Springs (estaban cerrados, la foto es de abril) y a ver unas cascadas. Pita se cayó de la moto bajando una cuesta, nada importante, pero volvimos al pueblo a que se limpiase las heridas y aprovechamos para comer por allí. Después de comer, me fui a mi bungalow a escribir el blog, leer un rato y preparar mi viaje a Laos. Aquí pasé la tarde y aquí podría estar varios días sin cansarme. Qué gozada de sitio. Los chicos se fueron con las motos a ver los alrededores, quedamos luego para cenar e ir a tomar unas cervezas. Empezamos en el Ting-Tong, muy buen ambiente gente y música house. Luego nos tomamos otra en un bar en el que tocaba un grupo en directo, esto es muy frecuente aquí, es genial, vas caminando oyes a la banda te acercas y te tomas una cerveza. Cómo disfruté en este sitio, una gozada de música y caras sonrientes alrededor, aquí se unió al grupo Alan, un tai muy majete. Después de la tercera cerveza, terminó la banda y nos fuimos al Be-Boop, que viene a ser como irse de after. Para llegar hay que caminar 15 minutos, una distancia larga para este pueblo. En este sitio siempre hay bandas en directo, la que tocaba era realmente mala, pero a estas alturas y después de unas cervezas, nos daba lo mismo. Los chicos siguieron la noche en otro garito, Bamboo, yo aproveché el cambio de sitio para correr a mi bungalow antes de que alguien pusiese otra cerveza en mi mano. Me dormí pensando en la magia de Pai, en por qué me gusta. Es un pueblo para turistas, pero ¿es eso menos interesante? ¿sólo merece la pena ir a aldeas de la montaña donde viven tribus y nadie te entiende? Creo que ambas cosas son interesantes, me resulta un poco snob la gente que sólo quiere descubrir zonas rurales donde pisan pocos occidentales y desprecian cualquier otra cosa. En Pai, casi todos los guest houses ,bares y locales son bonitos, están decorados con mucha creatividad y sin pretensiones. Aquí se junta gente de todos los lugares y los tais se relacionan con los turistas y comparten con ellos espacios, cervezas y tiempo, la gente se mezcla, en las conversaciones se mezclan idiomas y experiencias, hay un "nosequé" en el ambiente que hace que te sientas como en casa.

2 comentarios:

  1. Veo que ese viaje te va a quitar la vida,me das una pena... si envidioso que eso es lo que soy, un beso fuerte desde Lanzarote

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  2. pero que mona estás en todas las fotos, y que pelo más limpio, ¿donde quedó el rumanismo de caños? (Aini)

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