martes, 30 de agosto de 2011

Día 18: Let´s talk about sex...

Cuando fui a pagar la noche en la guest house el chico de recepción me dijo que hoy había una fiesta en el pueblo, en el río se celebraba unas carreras de canoas, “racing party”. No se si es casualidad, pero estoy teniendo la suerte de vivir fiestas populares en mis andanzas por Asia. Y vaya fiesta, todo el pueblo estaba allí, puestos de comida, de zarrias varias, de juegos de feria y montones de laosianos a lo largo de la orilla pendientes de las barcas.
Los laosianos son bajitos y se protegen del calor con paraguas, así que había que estar todo el tiempo esquivando varillas que por suerte me llegaban a la altura del cuello. Este ha sido el día de mas calor de mi viaje, la sensación térmica era de más de 40 grados, la ropa se pegaba al cuerpo y había que estar bebiendo agua constantemente. Nos dimos una vuelta y en cuanto pudimos nos sentamos a la sombra con unas cervezas. Jamás pensé que lo haría, pero sí, lo hice; puse hielo en mi cerveza y ahora entiendo por qué lo hacen, es la única manera de tomarla fría, a los dos minutos se te queda como un caldo avecrem. Fue divertido ver las barcas con todos los miembros del equipo vestidos del mismo color y cada barca de uno distinto, desde la orilla oíamos el grito que daban en cada remada. Aunque lo realmente divertido fue la conversación, un suizo, una australiana, una griega y una española hablando de sexo. Me imagino que sería por el calor. No voy a contar de que hablamos, cuando configuré el blog lo hice para todas las edades y la conversación no lo fue. Nos reímos hasta decir basta, la cerveza les aflojó la lengua… y hasta aquí puedo leer. Jasmine es peluquera y Kostantine necesitaba un corte de pelo, la excusa perfecta para irnos a su guest house a proceder al corte y a acabarnos una botella de vodka de la que Jasmine quería desacerse. Nadie quería beber, pero lo hicimos por ella, cargar con peso innecesario no tiene sentido, solidaridad entre backpackers. Sentados en el porche de la guest house, iban pasando huéspedes que se nos fueron uniendo, todos dispuestos a ayudar a Jasmine y terminar la botella: un chino jovencito, un australiano que pasaba los sesenta y que por aclamación popular nos hizo un baile típico de su tierra y un inglés que una vez más demostró la capacidad alcohólica de los británicos. Perdí la cuenta de las veces que brindamos, repitiendo las palabras que cada uno decimos en nuestros países al chocar las copas. Un brindis internacional en toda regla. Simon puso música y nos echamos unos bailes “para quemar un poco lo ingerido”. Aquello se alargó y llegó el momento de irnos. No se a quien se le ocurrió, pero en vez de ir por el camino que conocíamos, acabamos en lo alto de un templo. En la subida Kostantina se puso un poco malita, le da miedo la oscuridad y aunque llevábamos linternas lo pasó un poco regular. La ciudad por la noche desde arriba se veía preciosa y las estatuas de Buda que nos encontramos por el camino tenían un halo misterioso a la luz de los móviles y las linternas. La tontería nos llevó casi dos horas y cuando llegamos al mercado Hmong, ya estaba prácticamente cerrado, así que no nos quedó otra que irnos a un restaurante junto al río. Unos noodles y a la cama, Hoy, no puedo decir que haya visto mucho de la ciudad, pero no creo que pueda olvidarme de este día, ha requetemerecido la pena.

1 comentario:

  1. Ya veo que te has tomado en serio la politica de poner titulos publicitarios y sugerentes a tus entradas del blog...

    Herr Professor Von Jimenes-Cin

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