martes, 30 de agosto de 2011

Día 19: Waterfalls y despedidas.

A unos cien metros de la guest house está el río y en la orilla hay unos restaurantes muy cucos con unas vistas inmejorables, así que no dudé desayunar en uno de ellos y escribir un rato. Me levanté e hice algunos planes para la mañana, un museo, algunos templos… cuando quedé con el grupo me sugirieron irnos a las cascadas Sai, que están a unos 15km del pueblo, así que no lo dudé, tuk-tuk y a remojarnos un rato, con este calor fue una gran idea. Cuando nos dejó el tuk-tuk, cogimos una barquita para cruzar el río. Estas embarcaciones parecen de papel de fumar y la verdad es que fui todo el rato con la sensación de que iba a volcar, ¡el tipo iba achicando agua según avanzábamos! La risa de la foto es absolutamente falsa. La cascada está formada por varios niveles por los que el agua cae, desde su parte más alta, hasta depositarse en varias piscinas rodeadas de árboles y frondosos matorrales, entre los que vuelan las mariposas. Allí pasamos casi todo el día, el tiempo aquí pasa a otra velocidad. Volví con Kosntantina y el tuk-tuk nos dejó en el principio del mercado Hmong. Comimos algo y compramos un regalinchi para cada uno de los miembros del grupo, hemos hecho una pandi genial y hoy será el último día que estemos juntos :-( Camino a la guest house recogimos la ropa que dejamos esta mañana en la lavandería, por algo más de 50 céntimos te lavan un kilo de ropa, que gusto otra vez todo limpito. A las 22h quedamos en un garito que se llama Hive y está realmente bien. Otra vez todos juntos, Billy, Konstantine, Simon, Jasmine, Cristina, Martin y yo… muy bonito el momento en el que les dimos los regalos. Qué intensas son los vínculos que creas con la gente aquí, supongo que todos sabemos que vamos a estar poco tiempo juntos y damos lo mejor de nosotros. El demonio se hizo presente y empezamos con los brindis internacionales, risa va, risa viene, decidimos irnos a la discoteca local. No sabemos por qué, el conductor del tuk-tuk en vez de entender disco, entendió bolera y nos llevó a un sitio iluminado como el Alcampo con adolescentes jugando a los bolos y una música local horrorosa. Salimos pitando. Aclarado el malentendido, el conductor nos llevó a la disco local. ¡Vaya sitio! Todo lo que ponían sonaba igual. En un ataque de lucidez Konstantine probó a pedir Lady Gaga y ¡voila, nos la pusieron! Rodeados de adolescentes, algún turista y un grupo de transexuales laosianos, dimos lo mejor de nosotros mismos en la pista de baile. La alegría duro poco, una vez terminó el tema, el dj volvió a su estilo, así que pies en polvorosa. AYlFRVVWDXY/Tl0LyES7TxI/AAAAAAAAAcY/WLmKlSvD7o4/s400/DSCN6443.JPG" /> A la salida nos encontramos con un espectáculo lamentable, una mujer y un hombre heridos, según nos contaron eran matrimonio y se agredieron seriamente. De vuelta a casa, comenzaron las despedidas, las griegas salen mañana temprano a Vientiane. El grupo se va separando y otra vez toca decir adiós, gente que va, gente que viene… voy a echar mucho de menos a estas chicas, quién sabe, quizás volvamos a vernos.

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