miércoles, 17 de agosto de 2011

Día 6: Orzowei ve una novela tailandesa antes de acostarse

Los gallos han sido mi despertador de hoy, a pesar de dormir en el suelo sobre una fina colchoneta, he descansado como una reina. A las 6 estaba arriba, el resto del grupo dormía aún, pero supuse que no tardarían mucho en levantarse, los gallos estan dando lo mejor de si mismos.
Me fui a dar una vuelta para ver el pueblo recien amanecido, ahora entiendo por qué esta gente ha subido tan alto para vivir. Intenté buscar un sitio tranquilo para hacer yoga, pero este simpático amigo decidió perseguirme hayá donde iba, buscando juegos mañaneros. Desistí. Cuando volví a la cabaña, casi todo el grupo estaba despierto y listo para descubrir que nos ofrecerían de desayuno. Un par de recipientes, como teteras gigantes con agua hirviendo, nos sirvieron para preparar el café, huevos revueltos con verduras y tostadas y listos para ponernos a caminar de nuevo.
El trekking esta vez fue cuesta abajo, si bien requiere menos esfuerzo, hay que estar mas atento a los resbalones, de nuevo el palo de bambú fue una extensión de mi cuerpo.
El plan era llegar al río y subir en unas balsas de bambú, bamboo rafting lo llaman, pero el según el guía el río estaba demasiado crecido y no pudimos hacerlo. Me dió bastante igual, las actividades de aventura no son mi pasión. La sorpresa fue cuando llegamos al río para hacer rafting. Estaba en el plan, pero no lo ví en el folleto, despiste. Hace muchos años que lo hice en Huesca con los tikis y me encantó, pero no era lo que mas me apetecía, la verdad. Tengo que reconocer que me lo pasé bastante bien, en el fondo, los veinte años siguen estando ahí, aunque haya otros tantos que se han ido poniendo delante.
Trekking más rafting es igual a hambre, hambre canina. Devoré el padtai que nos dieron antes de ponernos de camino al centro de Chiang Mai.
El viaje de vuelta, aunque agotados, estuvimos de lo mas animado. Los 12 del grupo ya llevamos dos días juntos (¡y vaya días!) y al final se crean vinculos, todos, menos los coreanos, que continuan con su hermetismo autista.De nuevo sola, lo primero que hice fui llevar la ropa a lavar, he traido poquito y tenía casi todo sucio. Me cogí un tuk-tuk para ir a cenar junto al canal de la zona oeste y terminé el día regalandome un masaje de aceite. Al terminar, me ofrecieron un té de gengibre con miel muy bueno, allí me quedé, sentada con mi té junto a tres masajistas y viendo la tele. Durante un par de días he sido Orzowei y hoy termino la jornada viendo una telenovela tailandesa. Sorpresas te da la vida.

3 comentarios:

  1. ¡Eres silvestre! Qué descubrimiento...

    ResponderEliminar
  2. Flipo contigo, Marta. Me tienes flipado. Sigue así

    ResponderEliminar
  3. Fran!! qué bien tú por aquí. Me rechifla tu blog. Enhorabuena por tu decisión, no te vas, a arrepentir. A ver si nos vemos a la vuelta. Besazos

    Alex, mi amor,espero que tu comentario sea irónico. Después de cuatro años juntos supongo que ya sabias que estaba un poco asilvestrada :-)

    ResponderEliminar