lunes, 29 de agosto de 2011

Día 17: Bocata en el mercado Hmong

Hoy volvemos al Mekong, la segunda etapa del viaje en barco. Serán de nuevo 7 u 8 horas, así que antes de embarcar pedimos en la guest house que nos preparen algo para comer durante el día. El barco de hoy es más pequeño y los desafortunados que tienen los números de asientos a partir del 60, en vez de asientos, tienen sillas de plástico nada confortables para tantas horas.
Tengo el número 64, me hago la loca y me siento al final pero en un asiento algo mas cómodo. Lo único que tengo que perder es que venga alguien y me tenga que levantar, por suerte no ocurrió. De nuevo disfruté del viaje tranquilo, pero después de tantas horas, ya tenía ganas de pisar tierra firme y llegar a Luang Prabang.
Llegamos alrededor de las 17h, en el embarcadero había muchos laosianos ofreciendo guest houses, probamos con uno que nos enseño unas fotos con habitaciones con buena pinta. Cuando llegamos, vimos que estaba demasiado alejada del centro y amablemente pedimos al conductor del tuk-tuk que nos llevase a la calle principal Sisavangvong.
Por allí estuvimos mirando varios sitios, Konstantina, Billy y yo. Acostumbradas a los precios del norte de Tailandia, no dejamos de buscar hasta encontrar algo económico. Por fin, una guest house donde cogimos una habitación doble para las griegas y una para mi. Prefiero dormir sola, el yoga mañanero no cuadra con dos griegasen la misma habitación. La habitación cuesta algo menos de cuatro euros, un precio mas que asequible.
Una ducha y a las calles. Estuvimos paseando por el mercado nocturno Hmong, al atardecer la calle Th Sisavangvong se cierra al tráfico y se llena de vendedoras de farolillos, camisetas y vistosas telas a la luz de las velas.
Nos encontramos con Cristina y Martin y con Simon y una chica que ha conocido en el barco, Jasmine, con quien está claro que va a compartir algo mas que conversación. Ella es una australiana encantadora y muy divertida. Nuestra cena fue un bocata de verduras y pollo de uno de los puestos del mercado, un euro bien invertido que nos quito el hambre, y estaba muy rico.
Otro paseo por el mercado y fuimos a buscar un bar-jardín que se llama Utopia. Está situado a orillas del río en plena “Villa del ocio”. El ambiente es relajado y parece que a veces hay actuaciones espontáneas. Decorado con estilo zen, una bandera con la hoz y el martillo cuelga de una de las paredes de caña.
Laos es un país sin democracia, con un gobierno comunista, con China como “amigo íntimo” Ha cambio de estadios y mejoras en las carreteras, parece haber dado al gigante asiático carta blanca para llevarse de Laos lo que necesite. El socialismo parece haberse suavizado para dar cabida a la iniciativa privada y la inversión extranera. Aunque la economía de Laos crece a un ritmo de un 8% anual, sigue figurando entre los 20 países más pobres del mundo(madre mía,este párrafo me ha quedado un poco telediario ¿no?)
El viaje me levantó un dolor de cabeza importante, la humedad seguro que ayudo también. Una rabia, terminar el día un poco pluf. Pero sin duda, nada que no cure una buena noche de sueño sabiendo que al día siguiente me despertaría en Luang Prabang vestido de día.

2 comentarios:

  1. Marta guapa, que aunque no escribo mucho, que sepas que sigo tu blog como si fueran los últimos capítulos de Falcon Crest. A través de tus fotos y tus historias lo vivo como si estuviera allí... estás tan guapa con ese turbante en la cabeza!!!

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  2. Guapa,

    Bébete unos cuantos Aquarius cada día, y sopas, que la cerveza no hidrata nada y te deja la cabeza como un tambor.

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