domingo, 12 de agosto de 2012

Un poquito de la gente de mi barrio en Srinagar

Cuando pasas unos días en un lugar, empiezas a sentirte un poquito parte de allí.
Srinagar tiene mil sitios bonitos que ver, pero una de las mejores cosas es el barrio donde me aloje, un sitio no especialmente bonito, pero en el que poco a poco fui conociendo a sus habitantes.
Es genial la sensación de ir paseando y saludar y que te saluden como si fueras una vecina mas, una vecina solo por unos días, pero vecina al fin y al cabo, ¿no?

Estas dos bellezas son unas niñas que vivían en el callejón de mi guest house (Dal Jeel). Salir y verlas jugando por allí era una buena manera de empezar el día.


Shoieb, tiene una tiendita cerca de mi pensión. Alli compraba el agua y los frutos secos y siempre nos quedabamos un rato hablando, fumando un piti o comiendo un helado. Un gran tipo, me ayudo un montón a encontrar lugares donde comprar estolas y chales de calidad y me llevo en su moto a estos sitios.
Uno de los mejores momentos en esta ciudad, fue un viaje en moto alrededor del lago al atardecer. Un bonito regalo de mi amigo, que entendió perfectamente que sólo ibamos a ser amigos :-). ¡Gracias Shoieb!


Una noche, Shoieb me invito a acompañarle en un cena con su pandilla de toda la vida. Genial ver a estos amigos juntos, charlar, reirse y quererse. Me acogieron como "uno" mas, otro gran momento.


Shoeib y uno de sus amigos. Me llevaron a la mezquita mas importante de Srinagar, Jama Masjid, un templo enorme donde caben 33.000 personas. Visitar este sitio con dos musulmanes, no tiene nada que ver a verlo sola.

Burham, una de las personas mas guapas que he visto en mi vida. En Cachemira hay algunas personas que tienen un color de ojos realmente bonito, un verde gris difícil de describir, que en un rostro moreno todavía es mas sorprendente. A esta criatura la genética le regalo un par de esos ojazos y un carácter extrovertido y tierno. Pasamos un buen rato tomando Chai y contándonos nuestras vidas y amores.


Antonio, un italiano encantador. El único occidental que conocí allí, coincidimos sólo un día, el terminaba su viaje de un año y volvía a su país. De vez en cuando, encontrarte con una persona de tu cultura y compartir experiencias y opiniones sobre lo que vives es muy reconfortante.


Asif, el dueño de una guest house cerca de la mia. Este tipo siempre estaba sonriendo y haciendo bromas, por donde él andaba siempre había buen rollo. Una noche cenando con el y mas vecinos y hablando de la situación de la zona, me contó entre chiste y chiste como él había visto la muerte de cerca, cerquísima cinco veces en su vida. Se te hiela la sangra oir que alguien que tienes tan cerca ha tenido un arma apuntándole.


Otros vecinos también se merecen mención:
  • El chico del Internet café, que al principio me pareció realmente antipático y que acabo compartiendo conmigo sus problemas con su novia. Me enseñaba los emails que ella le escribía y me pedía que le diese mi opinión desde un punto de vista femenino. 
  • El conductor de rickshaw que solía coger si estaba parado en mi calle. Un viejito un poco mas caro que el resto, pero muy majete. No sólo tenía un inglés raruno, también era tartamudo, así que los viajes con él eran diversión asegurada.
  • Mamin, un joven que conocí en el Internet café y que me llevo a un par de sus tiendas. Le compré unas estolas bordadas al estilo de la zona, muy chulas.
  • Los camareros del Punjabi (una mezcla entre restaurante de pueblo y chiringuito de feria) del barrio, que por mucho que lo intentaban, no consiguieron darme un plato sin que picase. Cada día me decían "mañana, ya verás como no pica"

...


Y para terminar, unas fotos de las calles de barrio.



Mi Internet Café.

La mezquita de la calle. Acabas acostumbrándote a  llamada a la oración a varias horas del día y de la noche (lo que no quiere decir que no siga pensando que la oración es un acto íntimo y voluntario)




Una pincelada de moda india.



El patio de la guest house desde mi ventana.






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