sábado, 17 de diciembre de 2011

Jaisalmer, la ciudad dorada

Jaisalmer es una ciudad dorada. Desde su Fuerte, una mole con 99 bastiones todo lo que el ojo alcanza a ver es de color arena, la puesta de sol desde una terraza dentro del Fuerte es un precioso espectáculo.
Lo mejor que se puede hacer una vez dentro, es caminar sin rumbo e ir perdiéndose por sus callejuelas. Como siempre en este país, cada dos pasos encuentras una imagen que te sorprende.
Dentro de las murallas vive mucha gente, esto se esta convirtiendo en un problema, la composición arenisca de la construcción, no es el mejor material para convivir con tuberías y desagues. Cuando el fuerte se construyo, la vida de sus habitantes era bien distinta. Por eso es recomendable alojarse fuera, hay un montón de guest houses desde las que se puede ir caminando al centro de la ciudad. Pasé la tarde paseando por allí, diciembre es el mes de las bodas y me crucé con mas de una. Aquí duran un par de días y son toda una fiesta.
El primer día, el novio subido a un engalanado caballo se dirige con todos sus invitados, una ruidosa orquesta o en su defecto un carro con estridente música (no sabría como definirla, una especie de house indio con toque hortera) y un montón de luces alrededor llevadas por los críos mas pobres, a casa de la novia. Hay una ceremonia y un convite. Al día siguiente el cortejo va desde la casa de la novia a la del novio. La mujer abandona el hogar de sus padres para vivir con sus suegros…. No comments.
Los días que estuve en Jaisalmer me alojé en Renuka, un sitio modesto como siempre, pero con un servicio impecable, el propietario era un auténtico encanto y el Safari en camello que ofrecen fue de lo mejor del viaje. No lo dudé, el día que llegué me apunté a un safari para el día siguiente, a las siete y media arriba… Que fortuna de nuevo poder compartir un par de días con gente estupenda, el grupo que nos juntamos hicimos pandi desde el primer momento: · Java y Jonh, ingleses, ella actriz, él técnico de sonido, que dejaron sus trabajos y se lanzaron a la aventura.
· Eric y Karima, belgas, han pedido un año de excedencia y están viajando por todo el mundo eligiendo sitios concretos en distintos países.
· Yasuaki un gracioso japonés que hablaba poco, pero que estaba siempre dispuesto a echar una mano.
· y Jeff un absoluto encanto que se convirtió en un gran amigo, él también es actor y ha dejado Nueva York para pasar un tiempo en Asia y Australia y comenzar una nueva etapa en Los Ángeles. Curioso que todos estuviéramos en un momento de cambio en nuestras vidas.

Pasamos la mayor parte de los dos siguientes días subidos en un camello. Lo que al principio tiene su gracia, después de muchas horas no tiene tanta. Las caras de mis compañeros los últimos momentos eran un poema. Mi cuerpo es pequeño y tengo mas nervio que fuerza, pero puedo decir que para mi no fue para tanto, no tuve agujetas y tampoco estaba muy cansada. Aunque sea canija, tengo muy buena resistencia.
Subida al camello, cuidé que mi espalda estuviera recta, no hacer demasiada presión con las piernas en el animal y disfrutar del paisaje y del sol del invierno indio. Si no estás tenso, el bamboleo del camello puede ser relajante. De vez en cuando, cerraba los ojos y me concentraba en el punto de la frente, sin pensar en nada, solo sintiendo el momento… genial.

Nuestro guía era un tipo fantástico, Delboy. Nos contó que un turista le bautizó con este nombre cuando empezó a trabajar en el desierto y con este nombre se ha quedado. Doce años haciendo el mismo trabajo y toda una vida sin conocer otra cosa que las arenas de su desierto. Con él iban dos críos increíbles; Yoga y Rahem. Con diez años, la inocencia de esta edad se mezclaba con la madurez prematura de los niños que empiezan a ganarse la vida tan pronto.
Con sus cuatro frases en inglés consiguieron encandilarnos a todos. Yoga me enamoró, me lo hubiese llevado conmigo. Era terriblemente tierno ver como imitaba los movimientos y expresiones de Delboy y parecía un pequeño hombre. Con una enorme sonrisa y sus ojazos negros nos preguntaba como estábamos para luego decir If you are ok, I´m doublé ok, thank you please. Para comérselo. Los críos y Delboy nos cantaban de vez en cuando, ese soniquete nos acompañó los siguientes días y mas de una vez me he descubierto cantando los hitazos del desierto. Cada tres o cuatro horas parábamos, los camellos descansaban y Delboy y los chicos preparaban Chai tea, chapati, noodles con verduras…

Gloria bendita comer estas viandas cocinadas al fuego en medio del desierto. Como nos dijo Delboy en la cena, estábamos disfrutando de un restaurante de cinco millones de estrellas, no hay guía Michelin que este a la altura. En India everything is possible: en medio de ninguna parte, puede aparecer un chaval con un saco lleno de Kingfisher (la cerveza local) frías. Sí, he escrito bien, frías. No se puede pedir más: un precioso atardecer en el desierto, unas cervezas y nuevos amigos disfrutando juntos. Y cuando crees que las cosas no pueden ser mejores, llega la noche y se superan. Preparamos un fuego para cocinar y calentarnos, la temperatura bajó muchos grados. Después de la cena, un grupo de gitanos del desierto vinieron, y tocaron y bailaron sus canciones.De nuevo momentazo. Eran dos hombres y dos chavalitas. Preguntamos a Delboy cúal era el parentesco entre ellos, el pobre se hizo un lío y compuso una pintoresca familia en el que el padre de la chicas era también su hermano y tio del otro que a su vez era primo… nos echamos unas buenas risas con el follón familiar. La cosa se animó y acabamos bailando alrededor del fuego con las chicas, mientras dábamos vueltas como peonzas, nos iban pidiendo que les diéramos los relojes, pulseras o collares que llevábamos. Cuando este intento falló nos pidieron chocolate. No se llevaron ni una cosa ni otra, pero si una buena propina. Dormimos sobre la arena del desierto, sobre mantas y en sacos de dormir y con más mantas encima. Me costó cerrar los ojos, no se duerme todos los días bajo un cielo cubierto de estrellas. Me desperté con la primera luz del día rodeada de camellos, amigos de distintas partes del mundo y otro hermoso día por delante.


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